Reyna Isabel Mamani es socia de la cooperativa Inambari, una de las ocho bases de la Central de Cooperativas CECOVASA, ubicada en el valle de Sandia en Puno.
Reyna es una mujer emprendedora y desde hace mucho tiempo se dedica a los cultivos de café y cítricos en su chacra, en el distrito de Alto Inambari. A pesar de que la región de Puno, en la que ella vive, es una de las que presentó menores casos confirmados del virus Covid-19, la pandemia ha afectado a los(as) pequeños(as) agricultores(as) de la cooperativa CECOVASA, a la cual pertenece, de diferentes formas.
“Esta pandemia nos ha afectado a todos en todo sentido … A veces, solo con el café no podemos solventar nuestros gastos. La pandemia ha llegado rápido y no nos ha dado tiempo para prepararnos,” cuenta Reyna. Comenta también que uno de los principales desafíos a los cuales ha tenido que enfrentarse es la falta de mano de obra. Debido a las restricciones de movimiento, las personas que normalmente eran contratadas para la cosecha, no han podido llegar a las zonas cafeteras. “Por la falta de mano de obra se ha estado cayendo el café, afectando a los agricultores.”
No solo la mano de obra no ha podido llegar. Muchos de los alimentos, que normalmente llegaban desde la sierra de Puno, también han sido escasos durante los más de 100 días de cuarentena nacional establecida por el gobierno central. Reyna cuenta que ella y su familia pasaron momentos verdaderamente difíciles.
“Ahora ya estamos más organizados, pero cuando la cuarentena recién empezó, nos afectó mucho, hubo mucha desesperación. Mi familia no ha recibido ninguno de los bonos del gobierno.”
Reyna asegura que lo que la salvó en esta pandemia fue su café de calidad. Ella explica que en la central CECOVASA, primero se paga el adelanto del café y luego, entre los meses de febrero y mayo del año siguiente, se paga el reintegro, el cual depende de la calidad del café. Gracias a su esfuerzo, ella cosecha café de gran calidad, llegando a obtener hasta 86 puntos. “Gracias a ese reintegro yo he podido comer, eso me salvó. Yo valoro mi café. En estas temporadas de pandemia, eso fue lo que nos salvó a los cafetaleros.”
Reyna reconoce que se hubiera podido preparar mejor para obtener hortalizas de su chacra durante la cuarentena. Ella tiene un huerto del cual pudo cosechar algunos productos como lechugas y tomates. Sin embargo, cree que hubiera podido cosechar muchas más hortalizas, las suficientes para toda su familia, si la pandemia no la hubiera sorprendido.
“Yo no cambio por nada mi valle. Aquí tenemos todo. Hierbas que podemos comer, aguas en las quebradas. Hubiéramos podido hacer mucho, hubiéramos podido abastecer a toda nuestra población. Ahora, después de esta pandemia, vamos a estar siempre preparados.”